JOHN WAYNE, ETERNO COWBOY DE HOLLYWOOD

John Wayne es uno de los mejores ejemplos que demuestran la validez de la frase “América, tierra de oportunidades”. Quizás más que oportunidades fue cuestión de afortunadas casualidades, pero lo cierto es que El Duque, mote por el que se le reconoce internacionalmente, supo aprovecharlas. De origen humilde, hijo de granjeros en la Iowa de principios del siglo XX, el destino quiso que terminara por convertirse en todo un símbolo de la cultura americana y un icono de los valores que siempre han representado al héroe americano: fuerza, virilidad, coraje, vitalidad y patriotismo. Su impresionante carrera en Hollywood ha hecho de él el cowboy por excelencia.

John Wayne, el hombre

El Duque nació en el año 1907 en Winterset, un pueblecito de Iowa. Sus padres, Clyde «Doc» Morrison y Mary «Molly» Brown le bautizaron con el nombre de Marion Robert. Más tarde, con el nacimiento de su hermano Robert Emmet, le cambiaron el segundo nombre por el de Michael.
Marion Michael pasó la mayor parte de su infancia en Glendale, a pocos minutos de Los Angeles. Allí tenía un perro al que llamaba Little Duke. Un bombero local que solía verlos vagar a ambos por las calles, le puso a Marion el apodo de “Big Duke”, de esta manera, el mote de El Duque ya le acompañaría para toda la vida.
A mediados de la década de los 20′ consiguió una beca de rugby para la Universidad del Sur de California. Un amigo le consiguió un trabajo de verano: carpintero y atrezzista en los estudios de la Fox. Allí conoció a John Ford, un director que empezaba a despuntar. No sólo se convirtieron en amigos, Ford se transformó en su mentor y se decidió a convertirlo en actor.
En poco tiempo, Marion dejaba la universidad y ocupaba su tiempo trabajando de figurante, de extra e incluso de especialista. En poco tiempo empezó a trabajar como actor. Al principio pequeños papeles, principalmente en westerns de serie B. Y empezó su carrera artística con el sobrenombre de Duke Morrison ya que su verdadero nombre le parecía demasiado afeminado.
En 1939, gracias a la intercesión de John Ford, protagonizaba La Diligencia que lo lanzaría por fin al estrellato. Fue entonces cuando nació su nuevo nombre, John Wayne. La idea, como siempre, fue de su amigo Ford.
John Wayne empezó en el mundo del cine gracias a su físico. Era un grandullón de casi dos metros, fuerte y robusto, ideal para las escenas de acción. No tenía ni la menor idea de cómo moverse, de cómo hablar o de cómo mirar a la cámara. Fue Ford es que lo fue modelando, a veces con rudeza, forjando un personaje único y carismático que llenaría la pantalla durante décadas. Entre 1949 y 1972 alguna de sus películas acabaría situada cada año en el Top Ten.

John Wayne, el cowboy

El Duque tiene en su haber la intervención en más de 250 películas, protagonizando más de 150. La mayor parte de ellas fueron westerns de serie B que le sirvieron de plataforma y de aprendizaje para interpretar, luego, los westerns de los grandes directores del momento. De toda su filmografía, sus papeles de duro del Lejano Oeste, siempre con su personal interpretación, han sido los más característicos. Desde el sheriff hasta el cowboy, del militar al forajido, John Wayne abordó todas las vertientes de la conquista del Oeste.
Dirigido por los mejores directores de la época, lo que realmente lo definen son las veinte películas que rodó con John Ford, las seis con Henry Hathaway y las cinco con Howards Hawks. Descontando honrosas excepciones (como El hombre tranquilo), al Duque se le recuerda prácticamente por su participación en los westerns más icónicos de la historia del cine: La Diligencia, Fort Apache, Río Grande, Centauros del desierto, El Álamo, Valor de Ley o su última película antes de morir, El último pistolero.
El joven Marion que a penas sabía moverse y actuar ante una cámara terminó siendo todo un monstruo de la pantalla. John Wayne no es el cowboy por excelencia por la gran cantidad de westerns en los que participó, tampoco por haber protagonizado algunas de las películas más importantes del género. El Duque se ganó el título por la naturalidad y la convicción de su interpretación. Veías a John Wayne y sabías que estabas viendo a un auténtico cowboy, al Cowboy.

John Wayne en Corbeto’s Boots

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